2 ago 2012

La frase.



"Tu dices que amas la lluvia, sin embargo usas paraguas cuando llueve. Tu dices que amas el sol, pero siempre buscas la sombra cuando el sol brilla. Tu dices que amas el viento pero cierras las ventanas cuando el viento sopla. Por eso es que tengo miedo cuando dices que me amas."

Bob Marley-.

Texto sin título.

"Lo recuerdo tendido en la camilla, sumergido en un profundo sueño pero a la vez, pendiente de cada una de las personas situadas a su lado. Respiraba tranquilamente, si quiera se notaba el subir y bajar de su debilitado pecho de lo tranquilo que estaba. A pesar de que pocas fuerzas le quedaban, tomaba mi mano apretándola, como si... Como si creyera que lo iba a dejar. Estuvo meses en el hospital, 6 para ser preciso, pero siempre con la compañía de sus familiares y mía.
Yo era su mejor amigo y él el mío, nos conocíamos desde toda la vida, teníamos 4 años al vernos la primera vez en el jardín de infantes y a pesar de nuestras diferencias seguimos siendo amigos hasta hace unos días. A los 11/12 años terminamos de diferenciarnos de tal manera que la gente no podía creer que fuéramos tan amigos. Éramos agua y aceite para todos, pero la verdad es que nos complementábamos muy bien.
Él era de la ropa ajustada, colores no muy llamativos, maquillaje, cadenas, utilizaba el cabello lacio, con mechas blancas o simplemente negro azabache. Y yo... Todo lo contrario. Rap, mi música favorita, rastas en mi cabello, ropa ancha y... Eso.
Cuando estábamos a la edad de 16/17 años lo molestaban más que al principio en el colegio, pues su delgado cuerpo y la forma de vestirse y maquillarse lo hacían parecer un poco femenino y la verdad es que al resto les hacía mucha gracia pero a él y a mi no, es mas, yo siempre terminaba a los golpes con algún niñato por defenderlo... Joder como odiaba que lo lastimaran por ser como él quería... Todo por no ser como los otros.
Pasábamos todo el día juntos, cuando hacíamos cenas o almuerzos familiares él estaba ahí, es que para mí era como mi hermano pequeño. Lo mismo era cuando su familia salía de vacaciones y yo iba con ellos, lo pasábamos muy bien juntos.
A nuestros 21 años yo no lo veía como un amigo ni un hermano ni nada de eso... Me había enamorado de él. Jamás aceptó que lo amara porque decía que era algo enfermo y que no podría ocurrir entre nosotros. Jamás me había sentido tan dolido. Pero si era él no me importaba lo que dijera, porque el amor que le tenía era enormemente grande.
Hace siete meses comenzó con dolores, molestias, y luego de dos semanas le descubrieron una enfermedad que no recuerdo el nombre, lo internaron y no ha salido de la terapia intensiva desde hace seis meses.
Falleció hace dos días. La noche anterior a su fallecimiento me confesó que me amaba pero que tenía miedo de admitirlo. Lo entierran esta tarde. Espero que, luego de encontrar mi cuerpo, me lleven junto con él."

Error.

¿Por qué hacemos lo incorrecto en vez de lo correcto? Me han dado la respuesta de que... Es porque nosotros queremos hacer las cosas como nos parecen y no como son. De ese modo todos estamos incorrectos al hacer y deshacer todo como se nos pega la gana...
Un beso, un tropiezo. Una caricia, una caída. Y si vamos más allá es como largarnos de un avión sin paracaídas y estrellarnos contra el suelo. Como dicen "el golpe avisa". Y si, cuando ya cometiste el hecho te das cuenta de que está mal. Me ha pasado y es lo más feo que puede ocurrir. Lo peor de todo es que vuelves a caer en la misma trampa cuantas veces quieras, sin darte cuenta.
Cuando te gusta alguien o te enamoras de la persona equivocada, cometes el error todas las veces que quieras o todas las veces que se puedan hasta que caes realmente en lo que has hecho. Al verle no tienes conciencia, al escucharle no existen más sonidos más que el de su voz, al sentirle solo existe su tacto sobre tu piel y al tenerlo... No tienes más nada. Sientes todo y al él alejarse te quedas sin nada porque descubres que se ha llevado todo lo que tenías en el alma dejándote solo como una corteza sin nada en su interior. Y ese es el error: entregar todo sin obtener nada a cambio. Un corazón sin razón por la cual latir, un cuerpo sin razones por las cuales vivir, mi persona sin razones por las cuales volver a amar.
Ya que he notado mi error, lo asumo. Pero el dolor quedará para siempre. He perdido mi inocencia al ver lo que hice, al ver a quienes lastimé, a quienes quise alguna vez, etc. He perdido todo rastro de mí y mi cuerpo yace vacío en un frío y lúgubre féretro, que luego será depositado en mi profunda tumba donde se podrá terminar de consumir lo que queda de mi cuerpo en paz.

Recuerdos.


Estoy solo y no se qué hacer. Solo escucho música en mi habitación y me llegan recuerdos de nuestra amistad. Era tan rara como cierta y pura. Mi mejor amigo jugaba papeles distintos, pero igual de importantes en mi vida. Algún que otro beso se interponía entre nosotros y, por lo menos a mi, me hacía volar. Sus abrazos me daban cariño, contención y abrigo cada vez que algo dolía en el pecho. Me escuchaba y yo le escuchaba de igual manera, eramos... La dupla perfecta, los mejores amigos. Su compañía me hacía tanta falta cada vez que su rostro volvía a mi mente... Ya van dos años sin verle, sin escucharle, sin sentirle, sin leer sus cartas diciéndome lo bien que estaba o cómo se sentía. Extraño darle mi apoyo, con simples palabras.

Me dolió cuando de repente me envió la última y más demoledora carta en tinta roja, diciéndome que por diversas razones ya no quería más mi amistad. No me odiaba, en realidad no me importaba si lo hacía ya que eso significa que aun sentía algo por mí, lo que si importaba, dolía y duele, es que dejó de tener sentimientos hacia mí mientras yo sentía por él más que molestia, odio, cariño, amistad y alguna vez... Amor.

La canción que escucho ahora me ablanda, mi corazón se vuelve delator... Traicionándome. Haciéndome demostrar todo lo que hacia mi mejor amigo siento... Cada recuerdo un palpito, cada recuerdo un sentimiento distinto y las ganas de llorar afloran de lo profundo del alma, las lágrimas salen sin pedir permiso y bañan mi rostro de a poco. Pienso que quizás ya no me recuerde, quizás se olvidó completamente de mi. Oh, carajo, ha vibrado mi móvil.

"Bueno... No se si tengas el mismo número de móvil pero quiero escribirte de todas formas. Perdón por todo lo que he dicho, pues me arrepiento rotundamente de ello. Jay, perdóname, hermano, eres todo en mi vida y no... Jamás debí haber dicho eso, jamás debí rechazarte. Lo peor de todo es que necesito verte y abrazarte, necesito de tu contención, necesito hablar y decirte tantas cosas... Vivo cerca de tu departamento y no he podido atreverme a pasar si quiera por la vereda del edificio de la vergüenza que siento. Perdóname, Jay. Perdóname, cariño.

Espero estés muy bien y llevando una bonita vida. Cariños, besos y abrazos, Will."

Joder, tengo el corazón acelerado. William ha vuelto a escribirme!! Me siento más feliz que nunca.
Se ha cumplido lo que pensé en un principio: "Espera, y en el momento indicado, llegará lo indicado para ti".

A través del cristal.

Era una tarde calmada, sin embargo el cielo estaba cubierto de nubes negras que resaltaban su silueta cada vez que un relámpago las iluminaba con su blanca luz. Podía sentir la lluvia torrencial deslizarse por los finos cristales de aquella ventana por donde lo vi pasar por primera vez.

Era de noche y hacía frío, las enormes nubes amenazaban con desplegar su llanto sobre la ciudad, y los relámpagos iluminaban más intensamente. Observaba el lúgubre paisaje de mi calle, con veredas grises, casas grises, coches grises, en síntesis, todo gris, y lo vi pasar, caminando sin prisa por el pavimento. Parecía no importarle el frío desgarrador, es más, se veía... Como si estuviera acostumbrado a este. Noté que su piel era pálida, como si hubiera vivido en las sombras, prácticamente desde su nacimiento. Notó que lo observaba y giró levemente su cabeza hasta cruzarnos las miradas. Pude notar la negra sombra sobre sus párpados y la mirada penetrante, que parecía carcomerme por dentro.

Una corriente helada me recorrió la espalda en su totalidad y me oculté fugazmente detrás de la cortina de fina seda, hecha por mamá con tanto esfuerzo y cariño, que prácticamente rozaba la perfección. Mi corazón latía con fuerza, como si hubiera corrido una maratón. Al calmarme, volví a ver a través del cristal pero ya no estaba; en su lugar había un pequeño papel.

Me apuré y cubrí mi cabello trenzado en su totalidad con un gorrito y mi sudadera ya me resguardaba del frío en lo que tomaba el papel entre mis manos. Había una frase escrita en fina caligrafía manuscrita. "Mira a través del cristal y admira el mundo delante de tus ojos". Bonita frase.

Comencé a caminar intentando buscarle. Llegué a una plaza abandonada y triste que había a unas cuadras de mi casa y lo vi acurrucado contra un viejo y gran árbol. Me acerqué despacio y me arrodillé a su lado.

-Amm... Disculpa... ¿Te encuentras bien? -Alzó la vista con rapidez al escuchar mi susurro y trató de irse pero no lo dejé.

-No te asustes, solo... Solo te vi y me preocupé. Se que soy un completo extraño para ti, pero, ¿Puedo ayudarte? Dime que sucede... -Al parecer se estaba calmando de a poco. Su rostro estaba cubierto por lágrimas negras, su tristeza era palpable. Me contó todo lo que le había sucedido... Su familia decidió alejarse al enterarse de que su hijo había perdido todo en un juego de azar, pues para ellos, ese tipo de cosas eran inaceptables. No tenía donde quedarse y lo llevé a casa.

-Tom... Gracias por ayudarme... No te conozco pero puedo ver que eres bueno, en verdad muchísimas gracias por estar conmigo. -Dijo en tono suave al terminar la sopa de verduras que preparé y me regaló su mejor y más preciosa sonrisa, la más dulce que he podido ver en mi vida.

-No es nada, Bill, quiero que sepas que desde ahora y en adelante cuentas conmigo para todo lo que necesites, te quedarás aquí conmigo, no voy a dejarte solo. -De verdad iba a cumplir con lo dicho, dentro mío era todo esto una promesa.

Ya han pasado 4 años y nos amamos como nadie. Si, como han leído, nos amamos. Es que me he enamorado profundamente de él y él de mi. Nos lo hemos hecho saber y estamos muy felices juntos. Él, con 21 años, está estudiando diseño gráfico en la universidad y yo, con 24 años tengo un buen trabajo de fotógrafo en una revista.

Hacemos todo juntos... (sonrío al recordar)

El primer beso nuestro fue mágico...

La primera vez que lo hicimos... Fue con amor, sin prisa, dándonos cariño, AMÁNDONOS SINCERAMENTE. Y cada vez que lo hacemos nuestro aprecio por el otro aumenta cada vez más.
Ahora tengo a mi pareja entre mis brazos, observando la lluvia torrencial deslizarse por los finos cristales de aquella ventana por donde lo vi pasar por primera vez.