2 ago 2012

A través del cristal.

Era una tarde calmada, sin embargo el cielo estaba cubierto de nubes negras que resaltaban su silueta cada vez que un relámpago las iluminaba con su blanca luz. Podía sentir la lluvia torrencial deslizarse por los finos cristales de aquella ventana por donde lo vi pasar por primera vez.

Era de noche y hacía frío, las enormes nubes amenazaban con desplegar su llanto sobre la ciudad, y los relámpagos iluminaban más intensamente. Observaba el lúgubre paisaje de mi calle, con veredas grises, casas grises, coches grises, en síntesis, todo gris, y lo vi pasar, caminando sin prisa por el pavimento. Parecía no importarle el frío desgarrador, es más, se veía... Como si estuviera acostumbrado a este. Noté que su piel era pálida, como si hubiera vivido en las sombras, prácticamente desde su nacimiento. Notó que lo observaba y giró levemente su cabeza hasta cruzarnos las miradas. Pude notar la negra sombra sobre sus párpados y la mirada penetrante, que parecía carcomerme por dentro.

Una corriente helada me recorrió la espalda en su totalidad y me oculté fugazmente detrás de la cortina de fina seda, hecha por mamá con tanto esfuerzo y cariño, que prácticamente rozaba la perfección. Mi corazón latía con fuerza, como si hubiera corrido una maratón. Al calmarme, volví a ver a través del cristal pero ya no estaba; en su lugar había un pequeño papel.

Me apuré y cubrí mi cabello trenzado en su totalidad con un gorrito y mi sudadera ya me resguardaba del frío en lo que tomaba el papel entre mis manos. Había una frase escrita en fina caligrafía manuscrita. "Mira a través del cristal y admira el mundo delante de tus ojos". Bonita frase.

Comencé a caminar intentando buscarle. Llegué a una plaza abandonada y triste que había a unas cuadras de mi casa y lo vi acurrucado contra un viejo y gran árbol. Me acerqué despacio y me arrodillé a su lado.

-Amm... Disculpa... ¿Te encuentras bien? -Alzó la vista con rapidez al escuchar mi susurro y trató de irse pero no lo dejé.

-No te asustes, solo... Solo te vi y me preocupé. Se que soy un completo extraño para ti, pero, ¿Puedo ayudarte? Dime que sucede... -Al parecer se estaba calmando de a poco. Su rostro estaba cubierto por lágrimas negras, su tristeza era palpable. Me contó todo lo que le había sucedido... Su familia decidió alejarse al enterarse de que su hijo había perdido todo en un juego de azar, pues para ellos, ese tipo de cosas eran inaceptables. No tenía donde quedarse y lo llevé a casa.

-Tom... Gracias por ayudarme... No te conozco pero puedo ver que eres bueno, en verdad muchísimas gracias por estar conmigo. -Dijo en tono suave al terminar la sopa de verduras que preparé y me regaló su mejor y más preciosa sonrisa, la más dulce que he podido ver en mi vida.

-No es nada, Bill, quiero que sepas que desde ahora y en adelante cuentas conmigo para todo lo que necesites, te quedarás aquí conmigo, no voy a dejarte solo. -De verdad iba a cumplir con lo dicho, dentro mío era todo esto una promesa.

Ya han pasado 4 años y nos amamos como nadie. Si, como han leído, nos amamos. Es que me he enamorado profundamente de él y él de mi. Nos lo hemos hecho saber y estamos muy felices juntos. Él, con 21 años, está estudiando diseño gráfico en la universidad y yo, con 24 años tengo un buen trabajo de fotógrafo en una revista.

Hacemos todo juntos... (sonrío al recordar)

El primer beso nuestro fue mágico...

La primera vez que lo hicimos... Fue con amor, sin prisa, dándonos cariño, AMÁNDONOS SINCERAMENTE. Y cada vez que lo hacemos nuestro aprecio por el otro aumenta cada vez más.
Ahora tengo a mi pareja entre mis brazos, observando la lluvia torrencial deslizarse por los finos cristales de aquella ventana por donde lo vi pasar por primera vez.

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